viernes, 2 de noviembre de 2007

Editorial 5ºEdición


Internet llegó para quedarse

Desde sus remotos orígenes en 1969, hasta los mil cien millones de usuarios registrados hasta el año pasado, Internet se ha transformado en el método de interconexión por excelencia, funcionando como una especie de red lógica única de alcance mundial.
Así, resulta imposible concebir el diario vivir de un creciente número de usuarios que en gran parte está compuesto por jóvenes (concretamente adolescentes), alejado de Internet.
Desde hacer los trabajos y las tareas, hasta crear lazos afectivos, son las utilidades que para los jóvenes presenta el uso de Internet. Sin embargo, es importante decir que el uso masivo que los jóvenes hacen de Internet, muchas veces se traduce en un uso irracional que pocas veces puede ser fiscalizado por los padres, principalmente por la gigantesca brecha tecnológica que Internet ha dejado a su paso.
Con ello, el panorama se presenta nebuloso y lleno de prejuicios para los padres, debido a que el desconocimiento y el poco bagaje tecnológico definitivamente provoca en ellos una sensación de desconfianza frente al ineludible avance tecnológico y en el que Internet se presenta como una creación omnipresente de rápido y fácil acceso en la mayoría de los rincones del planeta.
Sin embargo, tanta prosperidad ha traído consigo el gran problema de administrar y jerarquizar esta gigantesca cantidad de contenidos que todos los días son lanzados al ciber-espacio.
La infinidad de variantes que en Internet presenta un mismo tema es lo que ha hecho que por una parte los usuarios opten por una u otra información y, por otra parte, que una gran cantidad de contenidos considerados como no aptos para menores de edad queden a libre disposición de los usuarios.
Finalmente, vale la pena un minuto de meditación para comprender que la vida alejada de Internet es tan imposible como el regreso de las máquinas de escribir y que más vale la pena hacernos la idea de que Internet llegó para quedarse.
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